Queremos compartir con todos vosotros cómo estamos
viviendo, Antonio y yo, estos días de confinamiento.
Al principio, como a todos vosotros, nos cambió toda
la rutina del día a día, todas las tareas y ocupaciones que veníamos realizando
y pensamos que esto de estar en casa sin salir, iba a ser un regalo.
Sin embargo, a medida que se sucedían los días, las
noticias, las llamadas, los WhatsApp…, nuestros pensamientos, preocupaciones y
sentimientos estaban ya fuera de las paredes de nuestra casa. No íbamos a poder
ver a nuestro nieto Ángel, que nació la primera semana de confinamiento,
añorábamos poder tenerle en nuestros brazos, así como al resto de nuestros
nietos que tanto echamos de menos y como al resto de la familia.
Por otro lado, hemos estado más comunicados que nunca
con todos nuestros familiares y amigos.
Estamos compartiendo todo el dolor y sufrimiento de
las pérdidas de las que nos habéis hecho partícipes con vuestras despedidas (el
Señor Ricardo, con sus refranes, Everardo siempre dispuesto y sonriente, Ana
Mari a la que siempre hemos admirado…). Por supuesto, también la alegría cuando
“nuestros enfermos” (que Emiliano muy bien nos los recuerda), han ido saliendo
del hospital y se van recuperando poco a poco.
Tampoco nos dejan estar con la mente en casa los que
nos necesitan, no podemos mirar para otro lado, aunque eso sea estar en silencio como
María a los pies de la Cruz.
Por ello, nos hemos sumado a esta corriente de solidaridad
que se ha despertado en el barrio a través de la
Red Vecinal de Villaverde, ayudando a los
que en estos días lo están teniendo más difícil, repartiendo junto con Paqui,
Virgilio y Paco, desde nuestra parroquia, menús a 16 familias necesitadas de nuestra
Cáritas y nos alegramos de que nuestra Parroquia sea un espacio con el que el barrio
está contando.
Como reflexión final por ahora, lo que nos está enseñando
esta pandemia con más claridad, es a vivir más solidariamente, en un mundo el que todos
nos preocupemos de todos, como nos lo están mostrando todos los días con su
esfuerzo y alegría tantas personas corrientes, como son nuestros: sanitarios,
policías, bomberos, comerciantes, dependientes, agricultores, panaderos, …
TOÑI
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