jueves, 2 de abril de 2020

ESA PEQUEÑA... LUZ



 Soledad y silencio. Esta tarde pasé un momento delicioso, sí, solo y en silencio. Estaba en la capilla de la parroquia, nada que me distrajera, ningún mosquito despistado con apetito, ni ninguna mosca insistente.

 Lo único que tenía delante de mí y que llamaba mi atención, era la lucecita roja de debajo del sagrario. No había, ni en la capilla ni en el templo otra luz, solo esa, solitaria, pequeñita pero insistente.

 Tenía la sensación al mirarla de sentirme observado, si bien es verdad, que no me sentía mal. No era una “mirada” incómoda, invasiva, no era de esas miradas “que matan” o te juzgan y te inquietan porque pareciera que te piden cuentas... NO, quizás más que mirada era PRESENCIA. Presencia cercana, amable, tierna, cariñosa... era, la presencia que te conoce, te acompaña y te acaricia, una presencia que emociona y conmociona. Que más allá de mi soledad es presencia que OS HACE PRESENTES y que, como a mí, también os acaricia y acoge. Es ese tipo de presencia que no ahuyenta, ni crea pavor... sino CONFIANZA, ALIVIO, EMOCIÓN Y VIDA.

 Ya veis, esa pequeña luz roja siempre encendida, siempre presente, no solo aquí en la capilla, siempre iluminando (a TODOS: A LOS ENFERMOS, A LOS QUE TANTO SEGUIMOS QUERIENDO AUNQUE YA NO ESTÁN...). Esa luz... pequeñita, pero “matona”.

 Recordé una canción de Maná que habla de esa bendita luz, quería compartirla con vosotros…. ANIMO Y ADELANTE.

OS QUIERO
Paco.


No hay comentarios:

Publicar un comentario