Cada día tomo mi agenda y busco
el nombre de algún amigo para preguntarle cómo están, y les digo ¿Estáis bien?.
Muchos de ellos me responden “ESTAMOS
BIEN GRACIAS A DIOS” y después hablo con personas desesperadas ante
la situación de soledad de sus mayores, de impotencia de no poderles atender,
de abandono por el momento que vivimos. Y en el silencio de mi día me pregunto:
Estos están muy mal ¿GRACIAS A DIOS?
Expresarnos con empatía es tan
importante…
Y yo me niego a pensar que el
estar bien o mal sea gracias al Buen Dios.
Como si Dios fuese aquél que por
alabarle o pedirle, o darle gracias, fuese a responder de una manera o de otra
ante lo creado.
Queridos amigos, mi única intención es que
reflexionemos. Os invito a repensar nuestra manera de relacionarnos con Dios. Ese Dios que yo estoy experimentando
tan intensamente estos días en nuestras vidas.
Hoy me contaba mi hermano
llorando desde la cama del hospital, cuantas emociones tan intensas está
viviendo. Cada día, cuando las personas a las que no puede reconocer porque entran
con la cara cubierta, para cuidarle, le hablan, le calman… El médico que deja
entrever una coleta detrás de su equipo por lo que cree que es muy joven. Y mi
hermano le dice: - doctor me está salvando la vida- Cuando descansa usted?
Llevo aquí 20 días y todos los días ha venido a verme, y al joven doctor sin poder hablar se le llenan los
ojos de lágrimas y sale de la habitación en silencio. La enfermera que se ha
venido a Madrid porque trabaja en Almería y allí no la necesitan tanto y le
tranquiliza y anima con sus palabras. La
señora de la limpieza a la que mi hermano muestra su agradecimiento también le
dice que la está haciendo llorar. Y es
que él dice, que ahora ellos, los que están de lleno jugándose la vida junto
con los enfermos, sin poder verse la cara, saben mirar de otra manera.
Y ahí está el Buen Dios, en el
hospital y todo su personal junto con
los enfermos; y en ti y en mí que nos quedamos en casa también para ayudar; y
en el aire que respiramos cada día con fuerza queriendo irradiar ese soplo de aliento a
todos los que ahora les cuesta respirar; y en la tierra que nos acoge y los
pájaros que cantan más fuerte por las mañanas para que no nos sintamos tristes
y en los árboles que podemos algunos ver
desde las ventanas; y en el silencio que necesitamos hacer porque no tenemos
palabras y en el llanto por esos amigos y familiares que se nos van sin poder
abrazarles. Y en el silencio del mismo Dios. Ahí está Dios.
REPENSEMOS A DIOS.
Chus
Testimonio maravilloso. ¡ DIOS ESTÁ EN TODAS PARTES ! ALABADO SEA.
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