Desde hoy, domingo 26 los niños pueden
salir a la calle. Se lo merecen porque se han portado como unos verdaderos
héroes.
Un día les dijimos que no podían ir al
colegio y les pareció bien, les contamos que no podían ver a sus amigos y se
conformaron con verlos a través de una pantalla, les anunciamos que no podían
abrazar a los abuelos y lo aceptaron, algunos incluso convirtieron los besos en
dibujos y por último les hablamos de que el enemigo se combate lavándose las
manos y lo hicieron sin que se les mandara…
Cuando hablo con mis nietos o los veo
por video-llamada, les pregunto y siempre me responden que están bien. Me
impacta la capacidad de adaptación que tienen. No se cansan de decirme: «no salgas
abuela, que este virus es muy malo para los mayores». ELLOS SON UNOS CAMPEONES.
Pero no todos los niños y niñas son esos
que aparecen en los vídeos felices y alegres, trabajando frente a la pantalla
del ordenador y colocando dibujos de arcoíris o flores de papel en los balcones…
también tengo presente a tantos que viven en pobreza severa. Hagamos un
esfuerzo de empatía y pongamos a nuestros nietos en situación de confinamiento
en pisos de 50 o 60 m2, compartiendo hogar con otras familias,
conflictividad con padres excluidos del trabajo y sin posibilidad de llevar a
cabo trapicheos en la economía sumergida. Familias que debido a la tensión del
día a día acaban generando conflictos, maltratos, problema de salud mental...
Niños y niñas que están condenados a una situación límite... Estos pequeños necesitan
salidas vitales (más que tablets y pantallas).
Necesitan la escuela, espacios de
encuentro, tiempo libre, catequesis etc. No solo para cumplir cursos escolares
o normas, sino para algo más. Pues son los únicos espacios para escapar de las
cuatro paredes, desfogarse, encontrarse con iguales, tener protección de
profesores, monitores, catequistas, gente que les ayude a detectar la situación
que están viviendo (estoy poniendo cara algunas familias que acompañamos desde
Cáritas), para ellos, creo que es necesario que abran los colegios, incluso la
parroquia en la medida que se pueda, cuanto antes, extremando por supuesto,
precauciones sanitarias.
Dentro de unos días seguro que veremos a
nuestros niños o nietos felices, jugando con sus patinetes y bicicletas, seguro
que los grabaremos en vídeos y disfrutaremos con ellos. PENSEMOS QUE NADIE SE
QUEDE ATRÁS.
PAQUITA ÁLVAREZ
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